Un brutal informe de un Gran Jurado de Pensilvania reveló los abusos sexuales perpetrados por trescientos sacerdotes católicos en seis diócesis de Pensilvania, Estados Unidos, en contra de más de un mil menores de edad desde el año 1947.
El documento de 1,356 páginas detalla nombres, apellidos y detalles de los abusos sexuales así como los actos deliberados de la alta jerarquía católica y hasta del Vaticano por encubrirlos y proteger a esos depredadores que se ampararon bajo una sotana para saciar sus más bajos instintos sexuales.
La investigación se realizó durante dos años y contó con la colaboración del FBI y las propias diócesis de Pensilvania quienes llevaban un archivo secreto con cada uno de los casos. De esta forma descubrieron a un mil víctimas pero señalan que pueden haber muchísimas más que se llevaron el secreto consigo al fallecer.
La iglesia encubrió todo
La Iglesia Católica utilizó muchísimas tácticas para cubrir estos horrendos crímenes; en sus reportes evitaban el uso de la palabra violación y se limitaban a utilizar los términos «conducta inapropiada» o «problemas de límites». Cuando un sacerdote era trasladado a otras parroquia para encubrir sus actos a menudo mentían a sus feligreses asegurando que tenía problemas de salud o de otra índole.
Debido al gran encubrimiento de la Iglesia y el Vaticano el gran jurado solamente podrá perseguir legalmente un número limitado de casos. Por esa razón el informe se hizo público para denunciar las atrocidades cometidas por estos religiosos para honrar la memoria de sus víctimas.
Algunos testimonios desgarradores extraídos del documento original