“En esta vida lo único que no puedes cambiar es de madre y de equipo” dijo el pasado mes de septiembre el argentino Diego Simeone, ex futbolista y ahora entrenador. Para muchas personas, el asunto de fútbol es incomprensible, para otros es inexplicable pero para muchos es cuestión de fidelidad.
Trasladando este asunto al balompié pinolero, Otoniel Olivas es referente de fidelidad. Consagrado como uno de los mejores defensores centrales de la década de los noventa, inició una expedición como director técnico en el año 2002, la cual resultó exitosa y fructífera.
Obviamente, todas estas aventuras las vivió con el Real Estelí FC, por eso la adjudicación de fidelidad. Durante 16 años, fue el líder de la defensa de la tropa norteña, reconocido por su rudeza implacable al momento de marcar al rival. A pesar de tener funciones defensivas, logró anotar 62 goles.
Después de retirarse como profesional, se hizo cargo del banquillo rojiblanco. En aquel entonces, el Diriangén FC era prácticamente el dominador de los torneos nacionales. Sin embargo, las cosas cambiaron con la incursión de Otoniel en la lista de directores técnicos.
Desde aquel tiempo, el imperio del fútbol se trasladó del pacifico hasta el norte. El Real Estelí, repleto de individuos que jugaban con garra y gallardía, empezó a desplegar un fútbol vistoso, pero sobre todo efectivo. La defensa férrea, el mediocampo creativo y la delantera letal. Así era.
Durante su segundo año a cargo del conjunto norteño, Olivas alcanzó el cielo como estratega al conseguir su primer campeonato nacional. ¿Quién diría que eso era el inicio de una época? Una época que va a concluir en el próximo mes de junio, cuando Otoniel ceda su puesto a un sucesor aún desconocido.
En esta etapa, el esteliano conquistó 11 títulos de campeón nacional, 3 de ellos sin conocer la derrota, estableciéndose como el director técnico más laureado de nuestro fútbol, superando al diriambino Mauricio Cruz que ancló su marca en 8 cetros a cargo del Diriangén FC.
Por si fuera poco, en el 2016 hilvanó 44 juegos consecutivos sin sufrir reveses; en este trayecto, ganó 32 y empató otros 12, anotando 51 goles y permitiendo solamente 6 tantos, imponiendo al Real Estelí como el equipo más sólido y eficiente de Nicaragua, gracias a estos números.
Además, en 2009 hizo historia al dirigir a la selección nicaragüense de fútbol hacia su primera Copa Oro. En ese año, se ubicó en el quinto lugar de la Copa Centroamericana celebrada en Honduras, luego de empatar con Belice y El Salvador, caer frente a Honduras y vencer a Guatemala.
El único traspié de “Otto” aparece en Liga de Campeones. A nivel internacional, solo consiguió 1 victoria en 39 duelos; perdió 32 y empató 6. A pesar de los números, debe reconocerse que muchas veces al “Tren del norte” se le escapó el triunfo de las manos durante los últimos minutos.
No obstante, es imposible dudar lo inmenso e insuperable que ha sido el trabajo de Otoniel como director técnico. Así mismo, hay que reconocer cuan destacada fue su carrera como jugador profesional con el Real Estelí y con la selección nicaragüense.
Cuando Olivas, de 49 años, abandone el banquillo del Real Estelí, se dedicará a sus proyectos personales y fungirá como asesor de la institución rojiblanca. Su puesto será ocupado por alguien, que, sin importar quien sea, no podrá igualar su trascendencia como el mejor técnico en la historia de Nicaragua.