Un triplete de Luis Suárez el día que celebró el primer aniversario de su debut como azulgrana rescató a un Barcelona gris ante el Eibar (3-1), en un partido en el que el conjunto vasco se puso por delante y en el que demostró por qué, hasta hoy, se había mantenido invicto con visitante en esta Liga.
Una vez más, al Barça le tocó remar en el Camp Nou. Le ocurrió contra el Bayer Leverkusen, ante el Rayo Vallecano y hoy frente al Eibar. Los tres le pasaron la mano por la cara en los primeros minutos y no parece que se trate de algo casual.
Al conjunto que dirige Luis Enrique la temporada pasada no había quien le creara media ocasión de gol. Este curso, cualquier equipo que se lo proponga es capaz de marcarle y además, amenazarle adelantándose en el marcador.
Contra el Bayer, Luis Suárez lideró la remontada, ante el Rayo fue la magia de Neymar la que salió al rescate y hoy volvió a ser el delantero uruguayo el que se echó el equipo a la espalda para darle la vuelta al partido.
Ya visó Capa al inicio del encuentro con un disparo desde el vértice del área que no creo problemas a Bravo, porque le salió demasiado centrado.
Una volea de Luis Suárez que pegó en el exterior de la red de la portería de Riesgo fue la réplica azulgrana, pero ya empezaba a intuirse que al choque había llegado más raudo y dispuesto la escuadra de Mendilibar.
A los diez minutos, Bartra probó una excursión a lo Piqué, salió del primer recorte, pero perdió el balón ante el segundo rival que le entró.
El Eibar armó una contra de la nada y Keko se plantó solo ante Bravo. Su disparo forzado se estrelló contra el portero chileno, pero el rechace acabó en Borja Gastón, el hombre gol del equipo vasco, que no perdonó.
Sin Messi, ni Rafinha, ni Sergi Roberto y sin, por qué no decirlo, Xavi, al Barça le falta exuberancia en la medular. Se ha convertido en un equipo vulgar y el juego de creación a uno o dos toques parece haber quedado enterrado en el fondo de algún cajón.