Román “Chocolatito” González antes de gozar de la fama merecida por su enorme talento en el cuadrilátero y colgarse tres títulos del mundo dejando en el camino a cuanto rival le han puesto durante 43 peleas, vivió años entre la pobreza casi extrema.
Su niñez la recuerda mientras vendía “Pinesol” por las calles del Barrio La Esperanza y lugares aledaños, o por aquellos días en que lo único que tenían para comer era una tortilla con sal, o simplemente no había qué comer.
“No teníamos ni cocina para hacer los alimentos. Tampoco un cuarto para cada quien, la sala y el cuarto era lo mismo. No teníamos casi ni donde sentarnos. Fueron tiempos muy duros”, todavía recuerda con los ojos cristalinos.
Inclusive su primer contacto con los deportes no fue con el boxeo como podríamos pensar mucho, sino más bien con el fútbol.
“Creo que pude haber jugado en Primera División, siento que tenía mucho talento en el fútbol pero no estaba destinado para eso. Dios me tenía preparado otras cosas para mi vida”.
Ahora, 20 años después su vida ha cambiado tanto. Pues Román es en este instante el mejor boxeador libra por libra del planeta.
Se trata del campeón mundial invicto, de temible pegada que ha reinado en tres divisiones. Consolidado como el mejor exponente en las categorías inferiores del boxeo actual.
Aquí su historia
Román Alberto González Luna nació el 17 de junio de 1987 en Managua, Nicaragua. Junto a sus hermanos creció en un humilde hogar con sus padres, donde la vida desde pequeño le fue muy difícil. “Éramos muy humildes y muchas veces no teníamos que comer. No teníamos nada, mi papá vendía desinfectante para pisos y teníamos que esperar a que regresara a casa con algo de dinero. Mientras esto ocurría eran momentos difíciles que con la ayuda de Dios pudimos superar”.
Desde pequeño todos lo llamaban “Chocolatito”, ¿por qué?, Román lo explica. “A mi papá lo conocen como Chocolate, así que cuando nací y por ser su hijo comenzaron a llamarme Chocolatito. No fue un apodo que me pusieron de grande”.
Román proviene de una familia de boxeadores. Su padre y su tío fueron púgiles, él creció viéndolos pelear y acompañándolos al gimnasio para entrenar. Así fue el comienzo de “Chocolatito” en el boxeo.
“Yo los imitaba, con mis amigos en la calle improvisábamos guantes y sacos para pegarles. Mi papá tenía una escuela de boxeo y los fines de semanas inventábamos un ring con sogas y palos en algún terreno vacío para hacer peleas contra otras escuelas. Cobrábamos 1 peso la entrada y el evento se llenaba. Como éramos muy humildes, el dinero lo utilizábamos para comprar guantes y cualquier implemento para entrenar. Durante un tiempo esta actividad se realizó todos los fines de semana”.
Y llegó Alexis a su vida
Un buen día, junto a su padre, Román conoció al ex campeón mundial Alexis Arguello. Desde ese momento Román comenzó a entrenar con el ex campeón junto a un grupo de jóvenes. Fue algo bueno pero nada fácil, así lo contó “Chocolatito”.
“No era nada fácil entrenar con Arguello, era muy difícil mantener su ritmo. Con él aprendí mucha técnica, me enseñó combinaciones de golpes, movimientos laterales y hasta como pegarle a la pera, pero, él era muy estricto y me tocó ver a compañeros llorando porque no aguantaban los entrenamientos. La verdad era muy difícil entrenar con hambre, muchas veces yo comía solo mango y tomaba agua con azúcar para salir a correr, pero eso nunca fue excusa para mi. Me enseñó la disciplina, es algo que actualmente aplico en mi vida porque no bebo licor ni fumo. Mi trabajo y mi diversión es entrenar.
Argüello me decía que tenía que entrenar como un caballo, yo le hice caso y poco a poco fui aumentando mi resistencia en los entrenamientos. Con el pasar del tiempo el grupo inicial fue disminuyendo hasta quedar prácticamente yo solo entrenando con Alexis.
Desde muy pequeño Román mostró muchas cualidades como boxeador aficionado. Conseguía buenas victorias e impresionaba a todo el que lo miraba pelear. Esas cualidades lo llevaron a formar parte de la selección nacional. Tuvo una exitosa carrera como aficionado. Ganó muchas medallas para Nicaragua en juegos regionales hasta que decidió dar el salto al boxeo profesional.
Román González debutó como boxeador profesional el 1 de julio del 2005 cuando noqueó en 2 asaltos a Ramón Urbina.
Rápidamente siguió cosechando victorias, todas por la vía rápida. Al año siguiente participó en un evento KO a las Drogas en Nicaragua, que organizó la Asociación Mundial de Boxeo, y ganó el título AMB Fedecentro minimosca al despachar en el mismo primer asalto a su compatriota Oscar Murillo.
“Chocolatito” defendió el título y sumó otros más, el Fedecentro AMB minimosca y el Fedelatin AMB mínimo. Hilvanó una seguidilla de 16 nocauts consecutivos. Sus triunfos lo llevaron a Japón en dos ocasiones antes de tener la oportunidad de disputar un campeonato mundial, pero, ¿cómo era su vida fuera del ring?
“Yo siempre le agradezco a Dios por todo lo que tengo y le pido por mi familia. Recuerdo que Arguello me decía que tenía que ser disciplinado y eso me hacía entrenar muy fuerte en el gimnasio. Cuando me llegó la oportunidad mundialista viajé a Japón para pelear ante Yutaka Niida y lo hice con exelente preparación. Arguello me entrenó bien y él estaba seguro de mi triunfo. Él estaba como comentarista de la pelea para Nicaragua y sabía perfectamente todo lo que iba a hacer dentro del ring, así se adelantaba en sus comentarios”.
PRIMER TÍTULO DEL MUNDO
Durante el asalto 4 Román noqueó a Niida y conquistó el Campeonato Mundial mínimo AMB. Había nacido una estrella para Nicaragua y el boxeo mundial.
González realizó 3 defensas exitosas del campeonato y decidió subir de categoría, a los minimoscas, división que también dominó y logró el Campeonato Mundial Interino AMB el 24 de octubre del 2010 ante Francisco Rosas en Japón. Se convirtió en campeón absoluto y ha defendido exitosamente en 5 ocasiones su título, mérito que llevó a la AMB a distinguirlo como Súper Campeón de la categoría minimosca.
“Nunca soñé estar donde estoy. Jamás pensé que llegaría tan lejos en mi carrera ni sé hasta dónde puedo llegar, lo que si se es que todo se lo debo a mi familia. Me gusta ir a entrenar y viajar con ellos, hay fines de semana que hasta los domingos entreno porque ya es parte de nuestra vida. Mi hijo pequeño me acompaña y le gusta mucho. Mi familia es mi inspiración y mi vida cambió porque antes yo todo lo hacía pensando en mí pero ahora lo hago pensando en ellos. Quiero dejarles un futuro asegurado”.
Román reconoce que gran parte de su formación se la debe a Alexis Arguello, es un legado que le dejó y que desea compartir al momento en que decida colgar los guantes. “Yo quiero compartir todos sus conocimientos junto a los que he logrado por mí mismo, quisiera compartir con jóvenes para entrenarlos y ayudarlos en la vida. Es algo que no quiero que se pierda así que espero que Dios me dé la oportunidad de poder hacerlo.
Luego derrotó a Akira Yaegashi el 5 de septiembre de 2014 en la pelea por el título de las 112 libras del Consejo Mundial de Boxeo y desde entonces ha defendido en dos ocasiones su corona ante Rocky Fuentes y Edgar Sosa.
Este 17 de octubre se mide a Bryan Viloria en uno de los escenarios más renombrados del boxeo mundial, el Madison Square Garden pero con el calificativo de ser el mejor boxeador del planeta en este momento.