El conjunto blanco logra ante el Galatasaray una sufrida victoria por su falta de gol
Zinédine Zidane tiene más vidas que un gato y siempre cae de pie. El Madrid llegó a Estambul con todas las urgencias del mundo y ganó el partido, que era lo que necesitaba. El cómo daba un poco igual. Los tres puntos alivian su situación en la Champions. Ahora ya es segundo de grupo pero una derrota le hubiera dejado al borde del KO. La victoria aleja otra vez el fantasma de Mourinho, que lleva desde la pretemporada al acecho con toda la tremenda presión psicológica que eso supone.
Ganar en Turquía da a los blancos un balón de oxígeno importante. Ahora, con el aplazamiento del clásico del sábado, el Madrid dispone de una semana de tranquilidad antes de recibir al Leganés el próximo miércoles. Todo el mundo respira, salvo los que entienden que cuanto antes llegue Mourinho mejor, que también los hay en el club.