Con goles de Marcos Rojo, Pastore, Di María (2), Agüero y Gonzalo Higuaín, el equipo de Martino se impuso 6 a 1 ante la “albirroja”, que descontó a través de Lucas Barrios. El partido decisivo será el sábado con Chile
Argentina y Paraguay se volvieron a ver las caras en la Copa América. Tras el 2 a 2 protagonizado en la primera fecha del Grupo B del certamen continental, criollos y guaraníes se enfrentaron en la búsqueda del boleto hacia el partido decisivo, donde espera Chile.
El estadio Municipal Alcaldesa Ester Roa Rebolledo de Concepción fue el escenario de la última semifinal de la competición internacional, y lo más destacado fue el bullicioso aliento de los locales hacia el combinado comandado por Ramón Díaz.
A diferencia de lo que había ocurrido en el debut de ambas selecciones, los del “Pelado” salieron con una actitud muy agresiva que mantuvo en alerta a los de Gerardo Martino. A los 5 minutos un pelotazo frontal hacia Nelson Haedo Valdez, quien dominó para la llegada de Roque Santa Cruz significó la primera amenaza para los albiceleste. Sólo por la definición desviada del atacante del Cruz Azul el resultado no se movió.
La respuesta del elenco del “Tata” se basó en las proyecciones de Pablo Zabaleta. El lateral profundizó constantemente por el sector derecho, y en la primera oportunidad que tuvo habilitó a Javier Pastore, pero el volante del PSG no le pegó bien y su disparo se diluyó en los guantes de Justo Villar.
Casi sin merecerlo, cuando se cumplió el cuarto de hora la Argentina logró ponerse en ventaja. A través de una pelota parada ejecutada por Lionel Messi, Marcos Rojo capitalizó el punzante centro del rosarino y festejó el 1 a 0. Con el resultado adverso, los paraguayos volvieron a llevar el pleito al área de Sergio Romero. De todos modos, los contragolpes conformados por la “Pulga” amagaban con liquidar la llave, aunque las resoluciones del ex Huracán facilitaban el trabajo del ex arquero de Estudiantes.
El desgarro de Derlis González debilitó sensiblemente a la albirroja. Las preocupaciones del riojano aumentaron cuando la sociedad entre Messi y Pastore derivó en el 2 a 0. La asistencia del capitán hacia el cordobés revivió lo que había sucedido la última vez: diferencia de dos goles en la primera etapa. Además, la lesión de Roque Santa Cruz obligó a Ramón Díaz a realizar en forma prematura una nueva variante.
A pesar de las constantes desgracias paraguayas, Lucas Barrios reemplazó a su capitán y antes de que llegue el descanso se aprovechó de un grosero error defensivo. La mala salida entre Romero y Nicolás Otamendi le permitió al atacante del Palmeiras celebrar el descuento para aportar una cuota de suspenso al entretenido espectáculo. Sin dudas, los fantasmas de un nuevo empate flotaron por las cercanías del estadio.
En el segundo capítulo una extraordinaria triangulación argentina despojó los temores de la igualdad. Javier Mascherano extendió para el “Flaco” Pastore, quien interpretó una asistencia exquisita para que Ángel Di María imponga el 3 a 1. Al “Fideo” se le atragantaron los gritos, dado que unos instantes después, una genialidad de Messi volvió a dejar solo a su socio, pero en esa ocasión el del PSG definió al cuerpo de Justo Villar. El rebote le cayó al ex Rosario Central y su corazón volvió a reflejar la alegría criolla: 4 a 1.
Cuando el triunfo se convirtió en goleada, el duelo se transformó en un monólogo con pinceladas de baile. Los paraguayos se fastidiaban por la abultada caída y por correr constantemente detrás de la pelota sin un destino fijo. Además, el ole que bajaba de las tribunas no contribuía en el carácter de los hombres del seleccionado guaraní.
Los últimos movimientos sirvieron para darle minutos a los que no habían participado durante el certamen. Los ingresos de Éver Banega, Fernando Gago y Gonzalo Higuaín también contribuyeron al cuidado de los jugadores que corrían el riesgo de perderse la final por acumulación de tarjetas amarillas, como los casos de Mascherano y Sergio Agüero.
De todos modos, antes de irse de la cancha, el ex Independiente se encargó de establecer el 5 a 1, para darle lugar al “Pipita”. Lo llamativo fue que en su primera aparición, el goleador del Nápoli gritó el 6 a 1 para que la humillación sea contundente.
El próximo sábado los de Gerardo Martino buscarán alzar el trofeo que se le viene negando desde 1993, cuando Alfio Basile llevó a la coronación a la generación de Batistuta y compañía. Enfrente estará Chile, un seleccionado que nunca ha podido superara a la Argentina en este torneo, dado que de las 24 ocasiones que se encontraron, los transandinos sólo han conseguido 6 empates y sufrieron 18 derrotas. El último antecedente es el de 1997, cuando los albicelestes se impusieron por 2 a 0 en Cochabamba.