El empresario estadounidense Bill Dorris falleció a los 83 años de edad, y le dejó como herencia a su amada perra llamada Lulú la cantidad de cinco millones de dólares, que deberán ser usados para cubrir todas sus necesidades.
El exitoso hombre de negocios plasmó su decisión en un testamento, que al ser leído por su abogado sorprendió a todos sus seres queridos.
“Cinco millones de dólares serán transferidos a un fideicomiso que se creará tras mi muerte para el cuidado de mi border collie Lulu para satisfacer todas sus necesidades”, se logra leer en el testamento.
Con esa herencia la perra, de tan solo 8 años de edad, ahora es uno de los animales más ricos del mundo.
El dinero de la mascota lo manejará una amiga de la familia, quien tendrá la custodia de la perra y se encargará de satisfacer todas sus necesidades.
Al recibir la noticia, Martha, la cuidadora de la perra, expresó que ignoraba las intenciones de su amigo pese a que sabía que él amaba a su mascota.
Actualmente, el patrimonio de Dorris está siendo transferido al fideicomiso que le dejó a su mascota, el cual tiene como objetivo cubrir todas las necesidades del animal durante el resto de su vida.
Aunque el millonario no especificó lo que pasará con el dinero restante, si es que sobra, una vez que fallezca Lulú.