La escasez de aguacates en el territorio neozelandés unida a su gran demanda internacional ha ocasionado una serie de robos en ese país de Oceanía.
La policía neozelandesa reportó que desde enero de este año se han registrado unos 40 robos a gran escala en granjas donde roban hasta 35o aguacates cada vez.
Los hurtos se cometen en horas de la noche y los frutos son recogidos con herramientas artesanales y son vendidos en tiendas o pequeños locales.
Sin embargo las autoridades de salud informaron que estos frutos son peligrosos ya que están verdes o han sido rociados con pesticidas y su piel puede contener toxinas.