Lupita y Carmen Andrade nacieron en México hace 22 años. Vinieron al mundo unidas por el torso y la pelvis, además comparten el hígado y otros órganos importantes.
Cada una tiene dos brazos, pero solo una pierna. Carmen, que maneja la diestra, es la encargada de conducir cada vez que se suben a su vehículo.
“Si tuviéramos una cirugía de separación, una de nosotros moriría seguro. La otra también fallecería o terminaría en la unidad de cuidados intensivos y nunca saldríamos”.
Las siamesas viven junto a su familia en el estado de Connectitut. Carmen estudia para ser enfermera veterinaria y Lupita aguarda trabajar en el mismo ámbito, aunque sueña con ser escritora de comedia.
“Los niños nos infantilizaban y hablaban como si fuéramos bebés. Siempre hemos enfrentado malos comentarios de gente mala”, dijo Carmen.
Aunque su conexión va más allá de lo físico, aseguran que muchas veces experimentan las emociones de la otra. “Puedo sentir cuando Carmen está ansiosa o a punto de llorar. Es ese mismo nudo en el estómago”, dijo Lupita.
“Cuando teníamos casi 6 años, tuvimos una pesadilla en la que nos íbamos a caer de un avión y luego, literalmente, nos caímos de la cama. Eso solo sucedió una vez, pero podemos sentir las emociones de la otra. Eso pasa todo el tiempo”, relató Carmen.
Para las siamesas, la vida no es otra cosa que una serie de desafíos que deben ir sorteando para crecer y lograr sus metas. Aprendieron a ir al cine, viajar en avión o hacer ejercicio aun con la observación ajena.
Lupita aseguró: “Tenemos citas. Bueno, en realidad Carmen las tiene”. Su hermana está de novia con Daniel, un joven al que conoció en una aplicación de citas, allá por octubre de 2020.
“Nunca traté de ocultar el hecho de que soy siamesa, lo que significa que recibí muchos mensajes de hombres con fetiches. Supe desde el principio que Daniel era diferente a los demás, porque no comenzó con una pregunta sobre mi condición”, narró.
“Daniel y mi hermana se llevan muy bien. Es divertido porque me quedo despierta más tarde que Lupita, pero cuando Daniel se queda a dormir, me duermo rápidamente y él se queda despierto hablando con ella”, continuó Carmen, que remarcó que también comparten el sistema reproductivo.
En el plano sexual no ahondaron en detalles, aunque Lupita indicó: “Soy asexual, pero quiero que Carmen siente cabeza. Sé que eso es importante para ella”.
“Hemos estado juntas durante dos años y medio y hemos hablado de comprometernos, pero primero queremos vivir juntos”, detalló Carmen.
“A veces me siento mal porque quiero pasar mucho tiempo con Daniel, así que tratamos de establecer acuerdos. Como que Lupita elija a qué lugar salimos a cenar o qué actividad vamos a hacer”, explicó.
Luego precisó: “Lupita y yo no podemos quedar embarazadas, tenemos endometriosis y también estamos con un bloqueador de hormonas que nos impide menstruar”.
“A veces al final del día estamos exhaustas y no queremos hablar. Ahí es cuando usamos diferentes dispositivos y hacemos nuestras cosas. Tengo mi laptop para hacer el trabajo escolar, y Lupita se pone los auriculares y escucha música o usa su teléfono”, dijo Carmen.
“Recibimos algunos comentarios desagradables. Mucha gente no está acostumbrada a que las personas con discapacidad pongan o creen límites cuando se trata de su discapacidad. Recibimos muchas preguntas sobre sexo, cómo vamos al baño y cosas por el estilo. Pero deben recordar: no somos solo siamesas, somos personas”, completaron.