Nadeem Bezar es su abogado y ya presentó una demanda. Cree que con su accionar podría dar un severo golpe a la prostitución. O al menos al tráfico de personas y a la trata de blancas en su ciudad, Filadelfia.
Sólo quiere que algo cambie. Tenía tan sólo 14 años cuando su infierno comenzó.
Identificada como «M.B.» y hoy con 17 años, siente que no sólo su captor fue el responsable de semejante atrocidad. Considera que hay más responsables en la cadena que la convirtió en un objeto para hombres sedientos de sexo y perversión con «colegialas».
La joven estuvo retenida durante semanas y meses en el motel Roosevelt Inn., considerado por todos en la ciudad como «el epicentro del tráfico humano». Es frecuente ver allí cómo hombres mayores se presentan ante el conserje para pedir una habitación por apenas treinta minutos.
Junto a ellos, a un metro y con miradas esquivas, a veces hay una adolescente. Otras veces la mayoría los esperarían en uno de los cuartos. El empleado cobra la tarifa, le indica cuál es su habitación, le da la llave y le desea suerte.
Fue allí donde su pesadilla la transformó en alguien que no era ella. Fue allí donde debió mantener relaciones sexuales forzadas con al menos 1.000 «clientes» en el transcurso de dos años. «Clientes» de una niña que por entonces tenía apenas 14 años.
M.B. vivió la historia de cientos de miles de jovencitas. Se peleó con sus padres, abandonó su casa y comenzó a frecuentar «a la gente equivocada». No quería vivir en la calle y fue cazada por traficantes de sexo.
Fue vendida como esclava sexual y forzada a cometer los actos más inapropiados para una niña de su edad. Vestida de forma explícita para satisfacer a los «clientes», siempre era víctima de maltratos. Los hombres que abusaban de ella a cambio de unos pocos dólares en el Roosevelt Inn. tenían hasta cuatro veces su edad.
La habitación de la víctima era a menudo la misma. Decenas de envoltorios de condones y condones podían verse a simple vista por todo el lugar. También un penetrante olor a marihuana. Si pretendía huir del motel, uno de los vigiladores integrantes de la red de traficantes, se lo impedía.
Pero el viernes pasado algo comenzó a cambiar. Fue luego de que Bezar, el abogado de M.B. presentara ante la Corte de Filadelfia la denuncia contra el motel, su manager Yagna Patel «Sólo rentamos la habitación y eso es todo lo que podemos hacer», se defendió y su casa matriz, UFVS Management Company, de Nueva York.
Es la primera vez que una denuncia civil fuera completada luego de que se aprobara la ley de Tráfico Humano de Pennsylvania de 2014.
Bezar relata lo que es el Roosevelt Inn. a diario: «Hay personas vigilando los pasillos. Hombres y otros niños entran y salen del hotel, y jovencitas caminan de un lado a otro los pasillos con poca ropa.Es abierto y obvio».
Es por eso que además de haber conseguido una condena para sus explotadores sexuales, la familia y los abogados ahora quieren que la justicia ponga el foco sobre los dueños del siniestro motel. Consideran imposible que no estuviera al tanto de lo que allí ocurría y que hasta tal vez formara parte de la estructura.
El Roosevelt Inn. es un motel de un historial de prostitución, drogas y peleas de pandillas. Cada vez que hay un caso de tráfico sexual, ese centro habitacional está involucrado.
«Es el epicentro del tráfico humano», repiten una y otra vez quienes conocen su historia. Luego de la presentación hecha por Bezar ante la justicia, otras mujeres se acercaron para presentar su caso. Entre ellas había de todas las edades.