Gran asombro ha causado la historia de un joven de 23 años que se cortó el pene y después lo guardó en el refrigerador, hecho registrado en Washington.
Según el relato del hombre, primeramente se cercenó los testículos y días después el pene.
Para cortarse sus partes íntimas el hombre utilizó un cuchillo de cerámica y tardó un mes en recuperarse, para lo que ocupó agua helada y analgésicos.
“Utilicé un cuchillo de cerámica porque es más afilado que el acero y menos doloroso. Lo desinfecté con alcohol y tomé todas las precauciones. No tuve ninguna infección. Fui al hospital justo después. Honestamente, no tuve ningún problema con el dolor. Usé un poco de analgésicos, un poco de lidocaína y tomé cinco miligramos de oxicodona que me recetaron cuando me extirpé los testículos”, narró el joven.
“Realmente no lo sentía parte de mí. Estaba en la línea de ser transgénero, pero no del todo. No tengo deseos de ser mujer. Es una especie de punto medio entre los dos, un andrógino”, cuenta, quien tras concluir ambas etapas buscó asistencia mental para asimilar su modificación corporal.