A diferencia de otras celebraciones cristianas como la Navidad, que se conmemora el 25 de diciembre, la fecha de la Semana Santa cambia cada año y siempre tenemos que ver el calendario para saber exactamente cuándo caerá.
Esto se debe a que el año litúrgico no se ciñe estrictamente al año calendario, sino que varía de acuerdo con el ciclo lunar.
El calendario lunar, que dura aproximadamente 28 días, se basa en el periodo que pasa entre dos fases iguales de la luna, como la luna llena o la menguante; y en épocas ancestrales era el método más efectivo para medir diversos eventos de la naturaleza.
Según la historia, la noche en la que el pueblo judío salió de Egipto, había luna llena y eso les permitió prescindir de las lámparas para que no les descubrieran los soldados del faraón.
Los judíos celebran este acontecimiento cada año en la pascua judía o «Pesaj», que siempre concuerda con una noche de luna llena, en recuerdo de los israelitas que huyeron de Egipto pasando por el Mar Rojo.
Por lo tanto, podemos estar seguros, de que el primer Jueves Santo de la historia, cuando Jesús celebraba la Pascua judía con sus discípulos, era una noche de luna llena.
Así la Semana Santa se celebra el domingo siguiente a la primera luna llena del equinocio de primavera (hemisferio norte), cayendo entre el 22 de marzo y el 25 de abril.