Una joven de 27 años, acudió al médico luego de una terrible tos, fiebre y mucosidad espesa que le hacían pensar que padecía de tuberculosis.
Desesperada porque los medicamentos no tenían ningún efecto para aliviar su afección, la mujer que es maestra regresó donde el especialista que después de una gran cantidad de exámenes decidió revisarle el estómago.
«El esputo (secreción que se produce en los pulmones) de la mujer se examinó para detectar tuberculosis y resultó negativo. Sin embargo, cuando le escanearon el pecho, encontraron una lesión en el lóbulo superior derecho de sus pulmones. Tras una investigación adicional, parecía ser ‘una estructura en forma de bolsa invertida’ sentada ‘en el bronquio'», indica el estudio.
Entonces, hablaron con la paciente y terminaron descubriendo que se había tragado un condón mientras practicaba sexo oral con su marido.
«Recordaron que el condón se había aflojado durante el acto y, en ese momento, la señora también había experimentado un episodio de estornudos o tos».
Los médicos explican que el diagnóstico correcto se retrasó por diferentes motivos: la vergüenza de la mujer, que no contó lo sucedido antes; su edad, pues la ingesta de cuerpos extraños es más propia de accidentes en edades menores; y, sencillamente, porque un condón no entraba entre las opciones de los médicos como causa de una lesión en los pulmones.