Dos octogenarios que llevaban 63 años casados murieron el fin de semana con apenas 20 minutos de diferencia en una residencia para ancianos de la ciudad de Platte, en Dakota del Sur, Estados Unidos.
Según informan este martes los medios locales, Henry De Lange, veterano de la Guerra de Corea, contrajo matrimonio con Jeanette, una profesora de música, en 1953 y desde entonces nunca se volvieron a separar.
El domingo último la mujer, de 87 años y que sufría Alzheimer desde 2011, murió a las 17:10 horas. Apenas 20 minutos después dio su último respiro, en la misma habitación, Henry, quien tenía 86 y padecía cáncer de próstata.
Según explicó la familia a la cadena local KSFY, Henry visitaba una, dos y hasta tres veces al día a su esposa en la residencia de la tercera edad donde estaba internada, pero luego de sufrir varias caídas los médicos le aconsejaron ingresar también, lo que concretó la semana pasada.
«Pusieron a mamá y papá en la misma habitación, lo que fue muy dulce. El miércoles, cuando entró en la residencia, dijo: ‘No sé cuántos días tengo, cuántos días más me tendrá aquí el buen Señor», contó a la televisión Lee De Lange, uno de los cinco hijos de la pareja.
El domingo los doctores llamaron a la familia, anunciándoles que el final estaba ya cerca. «El pulso de papá había empeorado; creía que él se iría primero. Cinco minutos después, el asistente dijo que creía que mamá se iría pronto», recordó Lee De Lange.
A las 17:10, tras el deceso de la mujer, Keith, otro de los hijos de la pareja, le dijo a Henry: «Mamá se fue al cielo, ya no tienes que luchar más; puedes partir también si así lo quieres».
«Estaba en la cama. Por primera vez abrió sus ojos, miró atentamente donde estaba mamá, cerró los ojos y se volvió a tumbar. Apenas 10 minutos después de eso murió», relató Lee, destacando cómo el reloj de la pared se quedó detenido en las 17:30 horas, «el minuto exacto en el que él falleció».
«Definitivamente creo que fue una señal de Dios de que era el momento correcto. Mamá y papá eran cristianos, amaban a Cristo», explicó Lee, indicando que este pensamiento hoy reconforta a los hijos, al igual que el hecho de que sus dos padres hayan partido juntos al «cielo».
«No es una cosa por la que reces, porque casi parece malvada, pero no podrías imaginar nada más bello», concluyó.