La mañana de este sábado, familiares, vecinos y colegas dieron el último adiós a Anielka del Carmen Espinoza Mayorquín, de 34 años, víctima de femicidio ocurrido el pasado miércoles en su casa ubicada en el barrio Jonathan Gonzales, Managua.
Acompañada por mariachis, flores y lágrimas, su cortejo fúnebre partió desde su vivienda, donde fue velada tras el atroz crimen, hacia el cementerio Puertas del Cielo, en el barrio Milagro de Dios, donde fue sepultada.

La joven contadora fue asesinada la noche del miércoles dentro de su hogar por Sergio Antonio Olivares López, de 33 años, quien le asestó múltiples estocadas en el cuello, tórax y abdomen.
Según testigos y familiares, Olivares llegó a pie, entró sin permiso, discutió con Anielka, apagó las luces y la siguió hasta su cuarto, donde le quitó la vida. Luego intentó simular un robo, desordenando la casa, robando su celular y arrancando una cámara de seguridad que estaba instalada dentro.
En el momento del hecho, ella se encontraba sola, mientras su padre, don Juan Espinoza, trabajaba como guarda de seguridad, con quien únicamente ella vivía, ya que su mamá, doña Gertrudis Saravia, residía en Panamá.
Desde Panamá, doña Gertrudis Saravia dejó de recibir mensajes de su hija y, al no obtener respuesta, llamó a un familiar para que verificara… y su intuición se confirmó al encontrarse con la terrible escena.
Sin embargo, el femicida Sergio Olivares se presentó en una estación policial y confesó: “Me vengo a entregar porque maté a mi novia. El cuerpo está en su casa.”
“Le pido a las personas que han manipulado la noticia en redes sociales que no hablen lo que no es. Él no era su novio. Tuvieron una relación hace un año, pero duró como una semana, lo más. Y ahí ella lo dejó, pero él se obsesionó con ella, la perseguía. Ella era una muchacha soltera y sin hijos”, dijo don Roberto Saravia, tío materno de la víctima.
Además, expresó “Ella nunca dijo nada, porque pensaba que tal vez nunca se llegaría a esta situación. Mi sobrina era de esas personas que callan… y como ella, muchas. Ella siguió su vida, pero no sabíamos que él la hostigaba… y llegó hasta este extremo de asesinarla.”
En su despedida, desde el camposanto Puertas del Cielo, Betty López, amiga de secundaria, también la recordó con cariño, “Nos conocemos desde hace 16 años. Ella fue muy dedicada a sus estudios, se preparó, era responsable y muy entregada a su familia. Ese sujeto no estudió con nosotros, no lo conocimos y esperamos que se haga justicia.”
Anielka Espinoza Mayorquín trabajaba como contadora en la Federación Nicaragüense de Atletismo, del Instituto Nicaragüense de Deportes, y sus allegados la recuerdan como una mujer dedicada, aventurera, carismática y muy querida por sus vecinos.
En tanto, Sergio Antonio Olivares López se encuentra tras las rejas, esperando ser procesado por el femicidio de la joven Anielka Espinoza Mayorquín, por las autoridades policiales.


