Un estudio de la Universidad de Warwick, Inglaterra, después de reunir a 400 participantes, reveló que alrededor del 50% considera como ciertos sucesos ficticios. Cómo se crean los recuerdos falsos
Se suele ver a la memoria como un dispositivo infalible. Los recuerdos se aglutinan en ella. Algunos menos importantes o lejanos le ceden su lugar a otros más relevantes o recientes, pero siempre siguiendo una lógica de autenticidad. Sin embargo, ya se comprobó en reiteradas ocasiones que la memoria falla. Y sus errores pueden ser groseros, hasta inventar sucesos que nunca acontecieron.
Investigadores de la Universidad de Warwick, Inglaterra, se propusieron determinar en qué proporción y con qué frecuencia la memoria es proclive a inventar sus propios recuerdos. Para ello, el equipo de científicos -liderado por la doctora Kimberley Wade- convocó a unos 400 participantes para tener una muestra sólida.
A cada uno de los 400 voluntarios se les narró, una y otra vez, historia y eventos ficticios de su propia vida que, en realidad, jamás habían ocurrido. Entre los relatos falsos, aparecían anécdotas de viajes en globos aerostáticos en la infancia, bromas a profesores o el participante haciendo el ridículo en un casamiento familiar.
Los resultados, publicados en la revista Memory, sugieren que, después de la fase de «implantación de recuerdos», alrededor del 50% de los participantes creyó hasta cierto punto que en verdad habían experimentado esos eventos.
El 30% de los participantes parecía «recordar» el evento. Es decir, aceptaron la historia narrada y elaboraron un relato propio de cómo había ocurrido, al punto de que lo describieron con imágenes nítidas. Otro 23% mostró señales de aceptación del suceso sugerido, pero no se creyó la totalidad de historia. Solo aseguraban que había acontecido.
«Sabemos que muchos factores pueden afectar la creación de falsas creencias y recuerdos como pedirle a una persona que repetidamente se imagine un evento falso o se le muestren fotos que jueguen con su memoria, pero la realidad es que no entendemos completamente cómo interactúan todos estos factores. Los estudios a gran escala como nuestro análisis nos acercan a una respuesta», sostuvo la líder de la investigación en un comunicado.
Los hallazgos de la investigación se vuelven relevantes en diversas áreas. De acuerdo a los responsables del estudio, plantea serios interrogantes acerca de la autenticidad de los recuerdos que se utilizan en informes forenses, en las declaraciones frente a un tribunal y pueden ser una guía para posteriores tratamientos terapéuticos.
A su vez, el equipo destacó el enorme riesgo que conlleva que eventos falsos pasen a ser recordados como parte de la historia por un colectivo de personas. En ese sentido, señalaron que la desinformación que se puede ofrecer en los medios de comunicación puede modificar la percepción de la realidad y afectar el comportamiento de una sociedad.
«El descubrimiento de que una gran parte de las personas son propensas a desarrollar creencias falsas es importante, ya que sabemos de otras investigaciones que señalan que las creencias distorsionadas pueden influir en nuestras conductas, intenciones y actitudes hacia otros», enfatizó la doctora Ward.