De varios disparos en su humanidad fue muerto el joven Julio César Hernández Altamirano, de 28 años de edad, por un grupo de delincuentes que llegaron a sacarlo de su casa situada cerca de la Iglesia de Dios, en la comarca San Miguel de Kilambé, en El Cuá, Jinotega.
La señora Adelaida Orozco Torres, de 45 años, denunció que se encontraba acostada con Julio en su cuarto cuando a eso de medianoche llegaron unos sujetos y a través de las hendijas les dijeron que se levantaran y salieran, porque si no les iban a disparar a través de las tablas.
Para evitar una desgracia, Julio César se levantó a abrir la puerta, encontrando a unos ocho sujetos, siete de los cuales se lo llevaron a varios metros de distancia de la casa, en tanto el último se quedó reteniendo a la señora Orozco Torres.
La sobreviviente dijo que poco después, los delincuentes le realizaron cuatro disparos con armas largas en la espalda, el hombro y las piernas a Julio Hernández, en tanto el sujeto que la estaba vigilando a ella salió huyendo del lugar.
Cuando Adelaida salió a buscar a su pareja, lo encontró agonizando y poco después se rindió ante la muerte.
Al lugar se presentaron agentes de la Policía Nacional para iniciar las investigaciones respectivas, con el objetivo de esclarecer el atroz crimen.