La vicepresidenta compañera Rosario Murillo, reflexionó este miércoles que las familias debemos luchar, con firmeza y amor inclaudicable, por la paz y por el reencuentro entre los nicaragüenses.
La compañera recordó que ese era uno de los mensajes del Canciller de la Dignidad, Padre Miguel d’Escoto Brockmann.
“Dice el padre Miguel d’Escoto, la unidad que el mundo exige de nosotros es una unidad nacida en el amor y el deseo de convertirnos todos en instrumentos de paz, justicia, y solidaridad”, señaló Rosario.
“Creo firmemente que esto es esencial para que alcancemos nuestras metas comunes, mientras mantenemos el respeto para nuestros más importantes y diversos intereses nacionales; por lo tanto el odio, el rencor o el revanchismo no podrán nunca admitirse en nuestra lucha, ya que por el contrario es precisamente contra eso, con toda firmeza y con amor inclaudicable; firmeza y amor inclaudicable guían nuestra lucha y nuestra lucha es por la paz, nuestra lucha es por la dignidad, nuestra lucha es por el respeto y en estos momentos de recuperación y de restauración del alma nicaragüense nuestra lucha es por el reencuentro y por la sanación de heridas en nuestros corazones, sabiendo encontrarnos, conversar, platicar unos y otros, los que nos sentimos heridos, ofendidos y aquellos que tienen temor de verse con nosotros porque sienten que los vemos como que nos ofendieron o como que nos hirieron, como ofensores”, valoró la compañera.
Al respecto dijo que “hay que romper esos límites, esas fronteras y decir: bueno ya está, tuvimos un trimestre de negrura, o un trimestre de acontecimientos diabólicos, de perversidad nunca vista en Nicaragua, de crímenes de odio, de vejámenes, de tratos crueles y humillantes como dice el léxico de los organismos internacionales, pero somos más grandes y más fuertes que el odio, y somos capaces de trascender y avanzar encontrándonos. Lo hicimos ya después de la nefasta guerra que nos impuso el imperialismo en los años 80; fuimos capaces de reencontrarnos, de reconciliarnos y de convivir, aprender a convivir en solidaridad y en fraternidad en esta Nicaragua libre, linda y digna. Fuimos capaces y somos capaces y ese es el llamado que nos hacemos todos los días. Cuando decimos ‘hagamos patria’, nos llamamos todos a la reconciliación, al encuentro para edificar paz con esperanza, paz desde la fe y para reconstruir la economía como estamos reconstruyendo también la convivencia pacífica en las comunidades”.
Añadió que la cultura de paz y la reconciliación tienen que ser una política de estado. “La vamos a trabajar en todas partes con esa fuerza imbatible del espíritu nicaragüense que es cristiano, amoroso, solidario, generoso, lleno de la palabra de Dios”, aseguró.
Solo el Amor llena los vacíos
La vicepresidenta también reflexionó sobre la capacidad del amor que llena todos los vacíos del espíritu.
“Solo el amor llena los vacíos, solo el amor sustituye las vorágines negativas que el mal abre en el corazón y en la historia, solo el amor puede hacerlo y esta es la alegría de Dios, Jesús es todo amor, todo misericordia, es Dios hecho hombre… Dios tiene esa alegría cuando uno de nosotros va a él y pide a él su dispensa”, leyó Rosario de un texto de un importante pensador de la actualidad.
“Cuánta alegría nos da que en nuestra Nicaragua podamos dialogar en familia, reencontrarnos en familia, llenarnos del espíritu de Dios, de Jesús, el Todopoderoso que es misericordia, es encuentro, reencuentro, es sanación de nuestros corazones y es pensar en todo momento en el hermano con misericordia, con cariño, como hermanos precisamente para recuperar la comunicación, para recuperar la capacidad de convivencia, para reconciliarnos e ir adelante en amor cristiano y en nombre de Dios”, dijo la compañera.
“No hay maldad en el amor, no hay disposición al mal, a la perversidad en el amor, el amor todo lo llena. Nosotros tenemos que llenarnos de ese amor para saber luchar todos los días confiando en la palabra de Dios que nos da la victoria, a los pueblos humildes y sencillos que luchan con amor les da la victoria. El temor de Dios es manantial de vida, para apartarse de los lazos de la muerte”, explicó.
“Así es como vamos en temor de Dios, cuando decimos temor de Dios es respeto, cuando decimos temor no decimos miedo, decimos fe, confianza, esperanza en Cristo Jesús. Cuando decimos temor es llenarnos de bienaventuranza porque nuestros corazones estén también llenos de misericordia y de capacidad de perdón, porque es lo que buscamos en nuestra Nicaragua, reencontrarnos, reconciliarnos, llenarnos de misericordia que es amor y amor a Dios y amor de Dios e ir adelante con toda la fortaleza que nos da nuestro espíritu, nuestra grandeza de hombres y mujeres libres y de fe, libres y movilizados por la promesa de Dios nuestro Señor de llenar de luz, vida y verdad esta Nicaragua suya, es llenarla de trabajo, paz y prosperidad, esa es la promesa de Dios y vivimos en esa promesa”, añadió.
La compañera también recordó que el próximo mes se celebra a San Francisco de Asís, y dio lectura a la hermosa oración de San Francisco, que habla sobre ser instrumentos de la paz de Dios.