Un día como este viernes 27 de febrero, pero de 1983, en la comarca de San José de las Mulas, Matagalpa, en las filas de la Cordillera Dariense, ocurrió un desigual combate entre cuarenta jóvenes del batallón 30-62 y 250 miembros de la contrarrevolución jefeados por Francisco Castellano, alias comandante “Renato”, jefe de las fuerzas de tarea San Jacinto.
Este hecho sacudió la conciencia nacional, ya que 23 jóvenes reservistas entregaron sus vidas en una época en la cual no existía aún el servicio militar patriótico, y la defensa de la Revolución nicaragüense era estrictamente voluntaria.
Según los protagonistas, el combate inició a las 4:00 de la mañana cuando los jóvenes sandinistas, entre ellos David Espinoza, detectaron presencia enemiga y al pedir la contraseña sin recibir respuesta, rompió fuego, entablándose uno de los enfrentamientos más dramáticos de la guerra de agresión, dado que 23 compañeros cayeron y la mayoría de los sobrevivientes salieron heridos.
La contrarrevolución atacó a los jóvenes reservistas cuando pernoctaban en la escuelita de San José de las Mulas, lugar entonces remoto.
Los reservistas estaban armados con fusiles obsoletos VZ-52, en tanto, la contrarrevolución, integrada por ex miembros de la Guardia Nacional, poseía toda la dotación necesaria de fuego suministrada por el entonces gobierno de Ronald Reagan.
Después de 7 horas de combate hubo una retirada tras una lluvia de fuego que impidió a los sobrevivientes llevarse a sus muertos, retirándose por partes, a como bien se pudo ante la superioridad del enemigo.
Parte de los compañeros caídos fueron: Ricardo Avilés, Alfonso Orozco, Dolores Madrigal, Guillermo Madrigal, Roberto Talavera Carballo, Giovanni Moreno, Jimmy Vásquez, Sergio Granera, Enrique Calderón, Esteban Guido, Julio Saballos y Carlos Lacayo.
Otros que ofrendaron su vida por esta Nicaragua en Paz y Desarrollo fueron Saúl Oswaldo Manzanares, Esteban Mendoza, César Balladares, Miguel Castillo, Francisco Loáisiga, Mariano Espinoza, Julio Jiménez, Mc Nery Pérez, Henry Báez, Arnoldo Toruño y Noel Solís Ponce.
Terminado el combate, los campesinos de la zona depositaron los cuerpos en un hoyo, de donde solo 16 fueron recuperados dos días después, dada la situación militar operativa en el sector de San José de las Mulas y Río Blanco.
Los cuerpos de los primeros 16 jóvenes fueron trasladados a la ciudad de Managua, donde fueron recibidos con los respectivos honores por sus familiares, el pueblo y el FSLN. Y así fueron enterrados en el cementerio Oriental en la hoy terraza de los héroes y mártires.
Fue una marcha dolorosa al cementerio Oriental debido a que solo fueron depositados 16 cadáveres, ya que los otros 7 solo pudieron recuperarse hasta tres meses después.
Muchos valores como la solidaridad, el amor al trabajo, al estudio, a la familia, así como la profunda convicción de construir una sociedad revolucionaria y mejor destacaban entre las virtudes de estos jóvenes caídos.