Este martes cumple 25 años de haber fallecido Víctor M. Leiva, gran compositor, orgullo de Nicaragua, que nos dejó su valiosa herencia musical como “La Cumbia Piquetona”, “Miriam”, “No me hiciste caso” y muchas canciones más.
Entre sus creaciones está “El Toro Huaco”, tema triunfador del segundo lugar en el Festival de la Canción Folklórica Latinoamericana, realizado en Hollywood, California, a donde viajó en compañía de los integrantes del Trío Xolotlán, de Otto de la Rocha y de Luis Méndez.
Víctor M. Leiva nació el 25 de junio de 1916, de la Casa del Obrero en Managua, una cuadra al Este y una al Sur, siendo sus padres el señor Carlos Leiva Orozco y la señora Carmen Vásquez de Leiva.
El pequeño Víctor creció al lado de sus doce hermanos cultivándose en estudios, posteriormente aprendió el noble oficio de la barbería, y puso una lujosa sala, de la iglesia San Antonio dos cuadras al Sur, en la vieja Managua.
Sus primeros discos fueron realizados en 1948 en el estudio de grabaciones del señor Juan María Navas Barraza (q.e.p.d.) ubicado frente al costado norte de Catedral, contiguo al Club Social Managua.
Los discos de piedra no eran de gran calidad, pero de alguna forma ayudaron a proyectar la música nicaragüense. Las primeras canciones que grabó fueron: “El caballo cimarrón” y “No sé por qué te quiero”.
Don Víctor aseguraba en vida, que el señor José María Navas fue quien abrió la brecha musical en discos y cada semana, el compositor sacaba una buena cantidad de sus discos de 78 revoluciones por minuto.
Así continuó produciendo melodías con música y buena letra y sobre todo temas originales como el caso de “Miriam”, un rotundo éxito en la voz del magnífico cantante nacional Luis Méndez, acompañado del trío mexicano “Los Arieles”.
El nombre original de este romántico bolero era “Martha”, pero por cuestiones de vocalización, don Víctor se vio obligado a cambiarlo por el de “Miriam”.
En los inicios de lucha para realizar sus grabaciones, al no conseguir apoyo financiero para seguir con la producción musical, tuvo que vender la silla y todos los implementos con que realizaba su noble trabajo en la barbería.
Don Víctor recorrió desde Guatemala hasta Panamá con la fe de conquistar mercados; desafortunadamente sus discos no eran aceptados “ni regalados”, pero no desmayó ante los fracasos tanto espirituales como materiales, continuó en su empeño.
En vida, don Víctor confesaba que le tenía mucho cariño a todas sus canciones, ya que para él representaban a hijos espirituales que nacieron del alma, del sentimiento y de las vivencias, siendo su favorita “Miriam”.
Fue hasta en 1956 que el fecundo compositor comienza a recoger el fruto de sus éxitos. Fue reconocido públicamente como el Mejor Compositor de Música Típica, presea que fue entregada por manos del brillante musicólogo don Salvador Cardenal.
En 1960 recibió la medalla como el Mejor Compositor de Música Popular de Nicaragua, de parte del Ministerio de Educación Pública.
Uno de los momentos más grandes de la vida artística de don Víctor M. Leiva fue en 1960 cuando viajó a la ciudad de México con el laureado cantante Luis Méndez para grabar doce temas de su propia autoría en los estudios de la RCA Víctor, siendo este Long Play una verdadera joya del pentagrama nacional que hizo historia en Nicaragua.
En los estudios de la RCA logró grabar al lado de los maestros Chucho Ferrer, Mario Ruiz Armengol, el Trío Los Arieles y Los Cuatro Soles.
Mientras grababa en los estudios, Víctor fue invitado para un programa en vivo en la XEW La Voz de la América Latina desde México, donde el cantante nicaragüense Luis Méndez actuó cantando los temas del maestro Leiva, alternando con Lucha Villa, El Mariachi Vargas de Tecalitlán, Los Cuatro Soles y el actor-compositor José Ángel Espinoza «Ferrusquilla».
Verdaderos éxitos calificados como Joyas Musicales fueron grabados por el cantante nacional Ronny Porras acompañado del mariachi Solingalpa, donde incluyen “Quiéreme mucho corazón”, “Cuando vienes tú”, “Por quererla tanto”, “No me hiciste caso”, “Ay amigo, ay amigo”, “Homenaje a la campiña y al amor”, “María Elena”, “Marisol”, “Rosa Linda”, “Madrecita linda” y otras, siendo estos números musicales del ramillete de canciones de gran romanticismo la mejor herencia al patrimonio cultural de Nicaragua.
En vida, el maestro Leiva se autocalificaba como “el niño mimado” de todas las muchachas, ya que desde los 15 años de edad, conquistaba con canciones y ellas quedaban encantadas cuando les dedicaba serenatas.
En una entrevista ofrecida en mayo de 1994, don Víctor dijo que a los 18 años de edad se casó con una joven de 14 años de edad cuyo nombre era Celina González, siendo su última esposa la señora Rosario Ramírez en cuya unión procrearon tres hijos: Fátima, Carlos Alberto y Víctor.
Después de quebrantada su salud y haber permanecido durante un mes en el Hospital Salud Integral, Víctor M. Leiva se doblega ante la muerte a las tres de la madrugada del 7 de abril de 1995, rodeado de sus hijos y de su esposa.
Infinitas gracias a don Víctor M. Leiva, el inolvidable compositor orgullo de nuestro país, por el inmenso legado cultural que dejó al pueblo de Nicaragua.