Juan Riobo, de 33 años, y Catalina Sánchez, de 26, son el par de argentinos que están de visita en el país, y cada tarde seleccionan un semáforo de la capital, para deleitar a conductores y transeúntes con 45 segundos de bailes de tango.
Vistiendo un vestido rojo y él de negro, la pareja ejecuta magistralmente piezas de tango, utilizando zapatos cómodos, un parlante inalámbrico y un sombrero negro, en el que recolectan dinero entre los conductores y peatones que durante la luz roja, se deleitan con su baile.
“Afuera de Argentina es vista como una danza elitista, una danza alineada, elegante y la verdad es que nuestro trabajo es contarle a la gente que no es eso, que realmente es un lenguaje popular. Nuestra misión es: a donde se da la oportunidad, contar la verdad “, indica Juan.
Riobo, originario de la ciudad de Avellaneda, de profesión electricista y bailarín de tango desde hace cinco años, se hace acompañar de la preciosa Catalina, originaria de la Patagonia argentina, la meca del tango.
La pareja de argentinos, indicó que desde el 13 de marzo del año pasado han visitado seis países, pero no en todos le ha ido bien al bailar en lugares públicos, pues hay naciones que es regulada la actuación en estos lugares y hasta han caído presos, como en Panamá.
En Nicaragua ya tenemos tres semanas y hemos bailado en la avenida Bolívar, los semáforos de Invercasa, Metrocentro, la rotonda Hugo Chávez y la Zona Hippos, y estaremos aquí hasta mediados de junio, destacó la pareja, que además invitó a sus clases básicas gratuitas en lugares como El Garabato y La Casa de los Tres Mundos en Granada.
Su objetivo es llegar a México, luego de que ya visitaron Bolivia, Perú, Ecuador, Colombia, Panamá, Costa Rica y Nicaragua.
“Lo que tratamos de hacer es contarle a la gente que nosotros, todos, somos protagonistas de la cultura y que el tango existe porque hay gente que lo baila”, afirmó Juan.