Eclipse solar del 20 de marzo hará subir el nivel del mar hasta 14 metros

eclipse-solarEl eclipse solar no será el único fenómeno interesante de la semana. La alineación del Sol, la Luna y la Tierra provocará una enorme marea el sábado que en algunos puntos del planeta alcanzará hasta los 14 metros de altura. Este espectacular cambio del nivel del mar se produce una vez cada 18 años en fechas cercanas al equinoccio de primavera. La última sucedió el 10 de marzo de 1997 y para ver la próxima habrá que esperar hasta el 3 de marzo de 2033.

Las mareas están causadas por las fuerzas de atracción gravitatoria que ejercen la Luna y el Sol sobre nuestro planeta. Josep Manel Carrasco, astrónomo del Institut de Ciències del Cosmos de la Universitat de Barcelona, explica que a pesar de que el satélite de la Tierra es unas 400 veces más pequeño que el Sol, al estar más cercano a nosotros ejerce una fuerza más intensa que el denominado astro rey, de ahí que las mareas que provoca sean el doble de altas.

La del eclipse es una “marea viva”, un cambio del nivel de mar frecuente, ya que ocurre dos veces al mes cuando los tres astros se alinean pero no de forma perfecta. “La particularidad de la marea de esta semana, llamada del siglo, es que se suman tres factores importantes que multiplican el efecto de las fuerzas de atracción: para empezar, que coincide con el eclipse, lo que aumenta las fuerzas de atracción sobre la Tierra; que sucede en coincidencia con el equinoccio de primavera; y que la Luna estará en el perigeo, el punto más cercano a la Tierra”, explica Carrasco, de la UB.

La intensidad de esta marea será distinta en todo el mundo. En mares pequeños o cerrados, como el Mediterráneo, apenas se notará: se espera una variación de unos 20 cm. En otros puntos de la Península, como el Cantábrico, la variación entre la fase pleamar y bajamar será de unos 4,5 metros. En cambio, en el Pacífico o el Atlántico el fenómeno será mucho mayor.

Uno de los lugares más espectaculares para ver esta marea será en el Mont Saint Michel, una abadía del siglo XI que está ubicada en un islote rocoso en Normandía, al norte de Francia. En este lugar, la elevación del agua del mar ya suele generar expectación puesto que el islote, en pleamar, queda flotando en el océano. El próximo sábado se espera que allí el agua crezca hasta 14 metros.

Curiosamente, el hecho de que el Sol, la Tierra y la Luna estén en línea no sólo afecta a los mares y océanos del planeta, sino que también influye sobre la atmósfera y las rocas. “La atmósfera se puede estirar unos kilómetros, lo que puede provocar, por ejemplo, cambios de temperaturas en los trópicos de casi 1 grado. También las supefície rocosa de la Tierras y crece, aunque apenas lo hacen unos pocos centímetros, casi inapreciable comparado con el mar”, señala Carrasco, astrónomo de la UB.

En algunos puntos del planeta, estas grandes mareas pueden ser un aliciente turístico, como ocurre en la Bretaña francesa o en la bahía de Fundy, en Canadá. No obstante, en otros sitios, puede tener un efecto destructivo en la costa, sobre todo si se amplifica debido a los vientos que soplan de mar a tierra o si coincide con movimientos del océano producidos por fenómenos climáticos como El Niño, que pueden hacer que el mar entre con mayor virulencia en la costa y provocar olas gigantes.

La marea, además, por el roce con la tierra del fondo oceánico y de los continentes, va frenando la rotación de nuestro planeta un segundo cada 59.000 años. Esto provoca que la distancia respecto a la Luna también esté aumentando. “Gracias a una serie de espejos que hay colocados en la Luna, se puede enviar un rayo láser y medir el tiempo que tarda ese haz en ir y volver a la Tierra, lo que nos indica la distancia a la que está. Y hemos visto que se aleja de nosotros 3,8 cm anualmente”, explica Carrasco, astrónomo de la UB.

 

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