Un adolescente de 13 años confesó haber asesinado a uno de sus mejores amigos de 14, Joaquín Sperani, en Labouleye, Códoba, Argentina.
La confesión se produjo después de que los primos de la víctima hallaran su cadáver en una casa abandonada localizada a 100 metros del centro escolar donde ambos niños estudiaban.
“Yo maté a Joaquín», confesó el presunto asesino a la Policía argentina.
Las marcas halladas en el cuerpo de Joaquín Sperani indican que el menor podría haber muerto por un golpe contundente en la cabeza. Cerca del cuerpo, los agentes hallaron un hierro y unos ladrillos con los que se podría haber producido la agresión.