La Concepción de María es la patrona del pueblo nicaragüense dadora de vida, milagros y amor a sus hijos que con fe acuden a ella para que interceda ante Nuestro Padre en todo momento.
La Purísima o la Gritería que los pinoleros celebran el 7 de diciembre, cumple 163 años éste 2020. La festividad a la “Conchita” resalta el fervor mariano, y desde el 28 de noviembre, inicia el novenario dedicado a ella, para cerrar el 7, con alegría cristiana, cánticos y la repartición de la “gorra”.
¿Qué es la famosa gorra? Es la entrega de frutas, gofios, leche burra, ayote en miel, cañas, canastitas, chicha de maíz, jengibre, huevos chimbos, encurtido de nancites, nacatamales, indios, pitos, matracas, maracas, jícaras, entre otros, a los peregrinos que van de casa en casa, y de altar en altar gritando ¡Quien causa tanta alegría! ¡La Concepción de María!, de inmediato comienzan los cánticos a la Virgencita.
La modernidad de la vida, y en dependencia de la capacidad económica del promesante o devoto, en la celebración de la Purísima, también se entregan: juguetes, trastos, escobas, sillas, comida, repostería, frescos como el cacao, tiste, gaseosas, y jugos enlatados.
Además, del canto de los peregrinos, hay familias que contratan a coros, mariachis, filarmónicos o chicheros, y conjuntos tradicionalistas para la celebración de la Conchita, y siempre le acompañan los juegos pirotécnicos.
Esta tradición surge en el barrio San Felipe de la Ciudad de León, en el año 1857, tiempo en que se celebra en Granada, aunque algunos historiadores, como Jorge Díaz, dice que la celebración de la Purísima, se originó en 1725, en la iglesia San Francisco de la Gran Sultana, es decir, hace 295 años.
Otra particularidad de la celebración de la Inmaculada Concepción de María, es la realización de la “Gritería Chiquita” en León, el 14 de agosto de cada año, tradición que se implementa desde 1947, cuando los leoneses le pedían a la Conchita que cesara la expulsión de cenizas del volcán Cerro Negro, favor que fue concedido.
En éste año 2020, los nicaragüenses devotos de la Virgen María, con amor avanzan en el novenario de la Inmaculada, visitan la Avenida de Bolívar a Chávez para apreciar los hermosos altares, y en soliloquio agradecer por los milagros y las fortalezas adquiridas por los desafíos provocados por la pandemia del Covid-19 y los recientes huracanes Iota y Eta.