Jimmy Soto, un hombre que pasó los últimos 42 años de su vida tras las rejas, fue exonerado después de una injusta condena por un doble asesinato que no cometió.
El hombre de Chicago, tiene 62 años, y según medios estadounidenses, le ha sido difícil adaptarse a esta nueva realidad de hombre libre.
«Durante 42 años tuve que comer con un tenedor de plástico», comentó el exrecluso con un tenedor de metal en la mano. «Comí un buen bistec».
«A veces, me despierto en medio de la noche y sé que estoy fuera. Y es como si estuviera sudando y llorando. ¿Por qué lloro? Debería estar muy feliz; alegre. Estoy fuera», señala Soto, «pero siento que no pertenezco aquí», agrega. Soto cuenta con el apoyo de su esposa, Diana Gauna, para insertarse a las nuevas circunstancias. La era de la tecnología representa otro desafío que tendrá que enfrentar poco a poco.
Soto y su primo David Ayala, dos años menor que él, fueron juzgados y condenados por un tiroteo en 1981 que mató a Julie Limas y al marine Héctor Valeriano.
Los abogados de Soto y Ayala dijeron que fueron condenados casi únicamente basándose en testimonios de testigos coaccionados, pues no hubo evidencia física que los vinculara con el doble asesinato y ellos nunca confesaron su participación.