Leonel Messi mantiene fija su mirada en Madrid el próximo 21 de Noviembre. Y a seis días del Clásico su presencia en el Bernabéu empieza a ser más que una posibilidad.
Falto de ritmo pero sobrado de motivación, Messi demostró en la sesión del segundo equipo azulgrana que las sensaciones positivas ganan terreno de forma continuada. Corrió con balón, disparó de lejos y de cerca, centró, dirigió, saltó… Y a la vista de Gerard López, entrenador del filial, y dos de los colaboradores de Luis Enrique en el primer equipo evidenció estar en la ruta esperada.
El futbolista argentino pasó visita médica a media semana y en ella se convino que la recuperación estaba cumpliendo los plazos esperados. Tal es así que desde hace tres o cuatro días alrededor del vestuario azulgrana se da por descontado que Leo está decidido a viajar a Madrid a poco que su pierna izquierda le responda.
Messi trabajó, aumentando la carga física, jueves, viernes y sábado. Este domingo se tomó un respiro y a partir de mañana volverá a los entrenamientos, a las órdenes de Luis Enrique y con sus compañeros del primer equipo a la espera que van reincorporándose los repartidos con las selecciones.
Alcanzadas las siete semanas desde que se lesionó, el misterio desaparece alrededor del crack. Este lunes, a partir de las seis de la tarde, Messi se ejercitará bajo la mirada del entrenador asturiano, a quien se trasladará en pocos días una de las decisiones que se adivinan más comprometidas desde que se hiciera cargo del equipo.
En el ambiente existe un evidente temor respecto a su estado físico real. Hay quien teme que pueda forzar la máquina por tratarse del partido que es, con sus connotaciones mediáticas, aun a riesgo de una recaída. Y también hay quienes consideran que Leo ha alcanzado un grado de madurez deportiva y personal que le hacen ver las cosas con mayor frialdad y lógica. Y que, por ello, no dará un paso en falso ni tratándose del partido que se trata.