El Barça no pudo pasar del empate a cero en el derbi catalán y podría perder el liderato de la Liga.
El FC Barcelona fue incapaz de superar la telaraña tejida por el Espanyol, en un partido en el que los azulgrana tuvieron las mejores ocasiones y dispusieron de dos remates al palo, pero no pudieron superar al nuevo equipo de Constantin Galca.
Solo en los primeros minutos del segundo tiempo los azulgrana dieron la sensación de superioridad para poder resolver el encuentro, pero el Espanyol superó el mal momento y sacó un empate que le sabe a victoria.
Enredado en un partido sin fútbol, una trampa letal para el preciosismo de los azulgrana que sufrieron frente a un aguerrido Espanyol, que dejó sus intenciones de jugar el balón en el vestuario y desde el primer minuto del partido se dedicó a destruir.
La declaración de intenciones de Constantin Galca se quedó a medias. Si desde la pizarra y la alineación prometía disputar la posesión del balón a los azulgrana, en el fondo los blanquiazules jugaron a complicarle la vida al rival, más que a intentar acercarse a la meta de Bravo.
El Barça jugó con poca convicción en el primer tiempo. Pese a jugar con su equipo de gala, a los azulgrana nunca se les vio cómodos. Messi jugó por el centro y ni Alba ni Alves aprovecharon los boquetes que dejaba la defensa local para acercarse a la meta contraria.
De hecho en el primer tiempo, solo hubo dos ocasiones claras de gol. Una falta lanzada por Leo Messi a la cruceta de la meta de Pau López (m.36) y un saque de esquina lanzado por Marco Asensio y que Piqué sacó bajo palos ante el error de Bravo.
La puesta en escena mostró las intenciones de uno y de otro. El Barça intentaba dominar el juego y el Espanyol optaba a recuperar el balón en campo contrario para sorprender. Por eso unos y otros estuvieron muy incómodos sobre el terreno de juego, los azulgrana por la falta de clarividencia, el Espanyol porque no sabía muy bien qué hacer cuando tenía el balón.