– Lavarla con limpiadores agresivos. Sobre todo las personas con una piel grasa creen que deben limpiarla con productos astringentes, exfoliantes y otros productos que la sequen. En teoría esto parece una buena idea pero realmente es una manera de eliminar la barrera natural que tiene la piel y que la protege del envejecimiento.
– Darle pocas horas de sueño. Ocho horas de descanso son un gran regalo para la piel y un beneficio para el metabolismo, la energía y el estado de ánimo. Una piel que no duerme se torna apagada y opaca.
– Dormir con la cara encima de la almohada. Aunque dormir sea una bendición para la piel, si hundes la cara en la almohada durante las ocho horas de sueño, estarás presionando la piel y causándole un trauma a la estructura de colágeno que la conforma. Para minimizar el daño, si no consigues cambiar de postura para dormir, podría ser útil cambiar la funda de algodón por una de satén o seda que causan menos fricción en la piel.
– Hablar demasiado por teléfono. Ya se sabe que la superficie del teléfono móvil es un criadero de bacterias, así que llevarlo mucho tiempo pegado a la cara puede no ser una buena idea
